Después de ver los calçots en la Boqueria el otro día, y de todo lo que había leído y oído con anterioridad, estaba loca por ir a una calçotada. Gracias a unos amigos ha surgido esa oportunidad y se han sobrepasado altamente mis expectativas.
Sin tener que salir de Barcelona, quedamos en un restaurante cerca de la estación de Sans, Restaurante Carmen, donde sirven, con mucha rapidez la calçotada completa. Es decir, pan tumaca, 10 calçots por persona, y una posterior parrillada carne digna de Asterix y Obelix: pollo, ternera, cordero, butifarra, chistorra y panceta con judías, patatas asadas y sala alioli, ahí es ná.
Los calçots se sirven con salsa romesco (http://es.wikipedia.org/wiki/Romesco) yo la había probado en otros sitios y me parecía un poco fuerte pero esta estaba muy suave, según los compis catalanes, más de lo normal pero deliciosa.
Dicen que si no acabas con las manos negras, no has hecho bien la calçotada, así que nada, ritual completo, babero, guarreo negruno incluido para dejar el calçot limpito y pa dentro.
Súper suaves en el interior, casi cremosos y de un sabor a cebolla tierna exquisito. No voy a superar al campeón mundial de calçots, que se comió 265 en 45 minutos, pero de buena gana me hubiera comido un montón más.
¡Gracias Alberto y Vicky por recibirme!
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